miércoles, 25 de noviembre de 2015

'Adiós a Matiora': crónica del fin del mundo.


Las mujeres de Matiora, símbolo de la resistencia del 
mundo tradicional frente al 'nuevo orden' de la modernidad. 
"¡De qué modo culpan los mortales a los númenes! Dicen que las cosas malas les vienen de nosotros, 
y son ellos quienes se atraen con sus locuras infortunios no decretados por el destino." 
Homero, Odisea.

"La historia es una pesadilla de la que intento despertar."
J. Joyce, Ulises.


Con Proshchanie -en España titulada 'Adiós a Matiora' (1983)-, nos acercamos a una obra cinematográfica excepcional. 

Largometraje basad
o en la novela de Valentin Rasputin 'El adiós a Matiora' (1976)- y firmado por el director ruso Elem Klimov, lo que le convierte en una obra maestra del séptimo arte no es su indiscutible calidad técnica y formal sino su poder de comunicar unos contenidos que podríamos calificar de míticos, con una profundidad y una armonía tal que la obra trasciende la forma cinematográfica y se eleva a un nivel pocas veces visto en la historia del cine. 

Como otros largometrajes de Klimov -pensemos en 'Agonía' (1975) y en 'Ven y mira' (1985)-, acercarse a este film supone, como pararse ante cualquier obra de arte auténtico, una experiencia que conmueve y desvela en lo más profundo el alma del espectador. 

viernes, 20 de noviembre de 2015

Simbolismo de la caza

Diego Velázquez, Cabeza de venado (1)
Óleo sobre lienzo, Museo del Prado, 1626-28.
"La caza mayor no la cultivo, matar un animal mayor que una liebre me da grima. Esos corzos y esos ciervos tienen ya los ojos muy humanizados, es un vertebrado muy evolucionado y no soy capaz de disparar sobre ellos. Ya la misma liebre me da una cierta dentera matarla cuando no queda muerta del tiro. En cambio, otras especies, la perdiz, la codorniz, me parecen de pronto blancos menos cruentos porque a la perdiz no la ves sangrar, la abates de una perdigonada."  
(Miguel Delibes en entrevista realizada por Manuel Leguineche para El País, 10 de septiembre de 1978) 

Las anteriores palabras pertenecen a un escritor conocido por su amor por la naturaleza así como por su gran pasión por la caza. No dejan de sorprender unos argumentos como estos que, en lo esencial, no distan mucho de los esgrimidos actualmente por los más radicales ecologistas y animalistas, tan de moda. Es fácil comprobar que los argumentos de estos últimos van solo un paso más allá de los arriba expuestos y su lógica es la misma aunque conduzcan a menudo a una reductio ad absurdum.