domingo, 14 de septiembre de 2008

Reflexiones sobre el emblema templario: un ensayo de interpretación.


Es de todos conocido el emblema templario que muestra a dos caballeros sobre un mismo caballo. Intentaremos a continuación arrojar algo de luz sobre su sentido simbólico. 







En primer lugar el emblema se compone de una triunidad –la unión de tres elementos para conformar uno solo-: los dos caballeros y el caballo parecen forman un solo cuerpo o un solo ser.

El caballo puede interpretarse -retomando la parábola platónica del auriga– como simbolizando el cuerpo físico, así como las pasiones corporales que le son propias. El caballo siempre ha simbolizado lo impulsivo y móvil del alma pasional humana, el “mercurio de los filósofos”. Aunque, puesto que es también fogoso y vital -y mítico símbolo solar- podría ser interpretado más bien como el “azufre” alquímico. El caballo designa una fuerza (vir) vital que debemos conquistar y cuyo control consciente nos proporciona la virtud (virtus). 


Estamos, por tanto,  ante una fuerza que puede perdernos o conducirnos a la victoria según seamos capaces de controlarla y dirigirla a nuestros intereses o por el contrario seamos arrastrados por ella. Debe por tanto ser domada (dominada), es decir está necesitada de un señor.